27 de diciembre de 2010

Maestros del ruido textual: ejemplo 4

Acá copio el poema entero, para no mezquinar. Es de Víctor Gaviria. La primera vez que lo leí iba en un micro; volvía de Rosario, había sol de mediodía. Pero las campanadas ésas me sacaron del micro y me pusieron en esta otra escena nocturna. Sin duda fueron las campanadas. Y después todo ese sonido tan activo, preámbulo de la actividad muda del hombre misterioso. Tanta gracia y agilidad, enmudecidas.

Era muy tarde

Había pasado ya la temprana noche, luego
la medianoche,
y luego habían sonado algunos relojes en la calle,
una campana, dos campanas,
con diferencia de segundos,
primero en la ventana de reja, después
en el balcón del carbonero,
a mitad de la cuadra,
y el sonido atravesó el aire en penumbra
hasta la caligrafía en sombra de las hojas y los tallos delgados
en la blanca pared...
De pronto un hombre descalzo que había llegado de otras
     calles,
cruzó sin hacer ruido la avenida
y entró bajo los arcos de los árboles,
silencioso y erguido,
con una desenvoltura en los brazos y las piernas
que lo hacía parecer otro hombre, el que va
a su casa por un camino de campo,
y nadie le sigue,
nadie mira su espalda.
Entonces se acuesta en la acera
bajo la sombra de una casa...

Maestros del ruido textual: ejemplo 3

Vengo lenta de ejemplos como vengo lenta de todo; si me apagan un poquito el horno tal vez espabilo.

La que sigue es sólo una oración, una oración que me fascina. Aunque no puedo calcular si así, sueltita, causará algún efecto (en todo caso, retomamos el sonido de los pájaros del poema de Morábito).

Es de Amos Oz en "Un descanso verdadero". La traducción es de Raquel García Lozano. Y dice...

"El agudo trino de un pájaro se oyó un instante entre las sombras del amanecer, y ese sonido se unió a la oscuridad y comenzó a disolverla".

20 de diciembre de 2010

Maestros del ruido textual: ejemplo 2

De Fabio Morábito. Otro auto que intenta arrancar junto con el día.

(Y ya que hablamos del sonido, es muy lindo escucharlo con su particular pronunciación y enunciación).


Oigo los coches

En la mañana oigo los coches
que no pueden
arrancar.
A lo mejor, entre los árboles,
hay pájaros así,
que tardan en lanzarse
al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido
del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo
les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?

15 de diciembre de 2010

Maestros del ruido textual: ejemplo 1

(A pedido de María, mi fiel lectora desconocida). 

Éste es Antonio Di Benedetto en "El silenciero" (justamente):

"De madrugada --el día no es más que una lechecita aguada en la ventana-- algo como el corazón se alborota en mi interior, mientras mi entendimiento, puesto en pie de alerta, discierne un ruido pegado al muro trasero de mi pieza.
   La impresión de motor dura solamente unos minutos. Después van distinguiéndose, una a una, las operaciones de poner el pesado coche en movimiento, retroceder, avanzar de nuevo, volver atrás y por fin enfilar a la salida. En la distancia se borra sin esfuerzo, incorporado a la difusa acústica con que nace el día en las ciudades".

10 de diciembre de 2010

¿Sabés lo que escuché?


Por la calle o desde la ventana o desde un árbol, un sonido. Que por alguna razón transforma el momento. Tratar de pasarlo a la escritura y ver si logra también transformar el momento escrito; si logra correrlo de dimensión, o redimensionarlo, como hizo --seguramente por muy poquito tiempo--, con el momento vivido.  Cuando sale bien, está buenísimo. Para mí no es muy fácil. Por eso me voy armando mi galería de maestros del sonido textual, a ver si me enseñan cómo lo hicieron, aquella vez, en aquella línea.



Fabio Morábito, Amos Oz, Antonio Di Benedetto, Víctor Gaviria. Sonríen porque les sale bien.

2 de diciembre de 2010

A quien le quepa el sayo




"Sostener una posición es sostener una falsa posición".


(Patrick Hamilton, citado por Michael Holroyd en un artículo que estoy traduciendo).